LOS GRANDES VELEROS.

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2010.
Ese día me levanto temprano, y me acerco al Estrecho de Magallanes cuando recién amanece. Entre las sombras de la noche que se va surge el pontón Muñoz Gamero.
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2010.
Y como como en una imagen que podría ser de hace cien años, en el muelle Prat se encuentran adosados dos veleros de cuatro palos, que resulta que son gemelos.
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2010.
La Esmeralda de Chile y el Juan Sebastián El Cano de España.
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2010.
Me desplazo hasta el mirador del Cerro de la Cruz, y veo entrar al Cuauhtémoc de México.
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2010.
Y desde el sur vienen más.
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2010.
Mientras, México sigue avanzando.
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2010.
Faça a sua entrada o Cisne Branco, com a maior bandeira do mundo que foi visto em qualquer barco.
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2010.
El Europa, de Holanda, espera su turno.
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Próximamente mostraré más imágenes de esta visita maravillosa.
Entretanto, pueden entretenerse con:

http://vimeo.com/groups/9113/videos/10516627
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El pajarito de hoy:
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2001.
Lo encontré en el Parque Nacional Torres del Paine.
No sé de qué pajarito se trata, podría ser un mero austral.
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A foto antiga:
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1944.
Beatriz y Armando.
Hoy ella habría estado de cumpleaños.
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Un retrato:
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Este es mi tatarabuelo Narciso Ladrón de Guevara y Mardones, nacido en 1800. El retrato parece haber sido efectuado por un nieto, con el nudo de la corbata del porte de la cabeza. Llama la atención la baja implantación de las orejas, si hemos de creerle al artista. De su oficio no sé nada. En todo caso don Narciso vivía en Curicó y fue el último Ladrón de la familia, ya que sus hijos llevaron el plebeyo apellido Guevara, y que en número de ¡veinticuatro! (eso sí, con dos esposas), diseminaron el apellido por Chile y parte de Argentina. Por ahí existe la versión de que el mismísimo Che podría tener su origen en esta descendencia, pero eso es hilar muy fino y no me consta. Eran tantos sus hijos, y tan a cargo estaban de la servidumbre, que a veces el buen don Narciso no los reconocía cuando se disfrazaban de mendigos a la salida de misa para pedirle limosna, casi siempre con buen éxito. Era tan grande su casa y tanta la gente que por ella circulaba, que más de una vez, viendo por allí corretear a un chiquillo, le preguntó “y vos, ¿soi mío?”. De las dos esposas que tuvo, mi tatarabuela fue doña Manuela Silva.
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