PUNTA ARENAS - 2011

PUNTA ARENAS - 2011

domingo, 20 de julio de 2008


EN AQUEL TIEMPO...

Era diciembre de 1987, y viajábamos en mi "joyita", un jeep International 1964, con frenos ABS (ABS frenaba), con intención de recorrer la Ruta Austral. Para llegar de Los Antiguos a Chile Chico era necesario cruzar el Río Jeinemeni, que por aquellos bellos parajes patagónicos constituye la frontera. Una vez efectuados los trámites en Gendarmería Argentina enfilamos raudos hacia el río, pero parecía que nos habíamos perdido, ya que todas las huellas llegaban hasta el agua, y no encontrábamos el puente. Regresamos a preguntar. El gendarme me miró con cara de "vos sos loco", y juntó todas las puntas de los dedos de su mano derecha mientras me decía: "¿Qué puente? ¡Acá nunca existió puente!" Ante mi cara de consternación, un transportista de pasajeros (que hacían la ruta Los Antiguos - Chile Chico en unos furgones también International), se compadeció y me dijo "señor, si quiere me sigue", y no habiendo alternativa, lo seguí. Muy amable, pero el bellaco no me dijo, cosa que me enteré después, que para vadear el río ellos quitaban las aspas del ventilador para que no lance agua hacia el motor, además de envolver el distribuidor en bolsas plásticas. Entramos al río, subiendo y bajando como delfines en el torrentoso Jeinemeni con los caudales acrecentados por los deshielos de temporada, en una suerte de jeep-rafting. Hasta que el motor, a mitad de camino (o de cauce) comenzó a sonar algo así como "glob glob prrr toc toc trsss ... " y no andó más. Por más que le diera contacto con la llave, e intentara acelerar, sólo conseguía chapotear en el agua que ya entraba a torrentes por las rendijas de las puertas. Y así, semisumergidos, no quedó más que esperar hasta que uno de estos transportistas puso su vehículo abarloado con el nuestro, y pudieron salir los integrantes de mi grupo familiar (mis hijos tenían entre 5 y 11 años) por las ventanillas. Yo, como buen capitán, me quedé en mi embarcación hasta que trajeron un cable para remolcarnos hasta la orilla.




Y aquí estamos, a poco de salir del río. ¿Cuántos habitantes tendrá ahora Chile Chico?



Venidos de las áridas estepas magallánica y santacruceña, llamaban la atención estos paisajes con tierras tan semejantes a los fértiles valles de la zona central.



¿Se conservará tan gallarda esta casa de Chile Chico? ¿De quién será?



El fantástico Lago General Carrera - o Chelenco - se nos ofrecía en todo su esplendor.




Nos embarcamos en el "Pilchero" a navegar por el gran lago.



Rumbo a Puerto Ibáñez, donde tuvimos que buscar un taller mecánico para cambiar el aceite del diferencial... o más bien sacar el agua y poner aceite.

Cuernos del Paine # 14.

1988.
Foto tomada desde el sector del Puente Weber.

El pajarito de hoy:

1975.
Esta paloma (Columbia livia domestica) overa se encontraba en la ventana de una habitación del Hotel Vicente Pérez Rosales de Puerto Montt.

8 comentarios:

El Guanaco Volador dijo...

Hola Matías, muy buena la entrada,

Y muy buena la apreciación de "los tomates"

Beatrice dijo...

QUÉ VIAJE! Podrías haberte encontrado con Danka en esos años.
Nosotros quisimos pasar por ahí este verano, pero el viaje al glaciar nos atrapó, será para la próxima, claro que esta vez atravesamos por el puente el Jeinimeni.
Ojalá Paola pase por acá y nos diga si esa casa está en pie y de quien es.
Felicitaciones por las fotos.

MNB dijo...

Oye, pero qué valiente eres. Yo habría arrancado y que el jeep corriera su suerte.

Preciosas las fotos. Siempre me llaman la atención esos cielos.

¿Tus hijos se asustaron o lo sintieron como una aventura más?

Cariños.

paola dijo...

matías, qué divertido. cuando era chica y pasábamos las vacaciones familiares en chile chico donde mis abuelos, no había puente... y los primos argentinos vivían en los antiguos... crucé el río tantas veces de la mano de mis primos, con los jeans al hombro y a punto de ser llevada por la corriente... una vez cruzamos a caballo, otras veces arriba de un tractor... una vez, el 84, desde sao paulo hicimos un gran viaje en auto hasta los andes, santiago y luego, hasta chile chico.... el paso de las llaves no era transitable aún y llegamos en barcaza... pero, volvimos por argentina. y el auto de mi papá tuvo que subirse a la parte de atrás de un camión para poder cruzar el río que en esos días venía tan cargado que era imposible pasarlo.... mis primos se sabían cuales eran las pasadas más bajas... muchas veces más anchas... helaaaado! son maravillosas esas aventuras, apuesto que a tus hijos nunca se les olvidará!
qué buenos recuerdos.

cuanto a la casa, Danka debe saber... voy a averiguar.
un beso

Matvi. dijo...

Eso es turismo aventura, ¿no? Yo estaba tan asustado que ni me acuerdo si los niños también lo estaban. A lo mejor se estaban divertiendo de lo lindo.

patagonialink dijo...

Matías...¡Que gran relato!
De aquellos podría contarte unos cuantos, pero no es el momento. Solo compartir uno. En 1973 con mi padre, haciendo geología llegamos en un jeep Land Rover a Puerto Guadal, allá en lago General Carrera... Para ser breve, terminamos andando sobre las llantas. Los neumáticos se esfumaron por las "autopistas regionales"... El ultimo tramo, ya de regreso hacia el lado argentino, tras varias cadenciosas jornadas arrastrados por una yunta de bueyes, llegamos hasta un puesto donde finalmente pudimos conseguir combustible... No se si fue en Los Antiguos o Perito Moreno -¿Alzheimer?- donde también, debimos esperar casi una semana más para que llegaran los neumáticos. Y claro no todo podía ser perfecto. Cuando llegaron, no eran del aro adecuado. Así paso otra semana más... Cuando finalmente llegaron los neumáticos y cargamos de combustible el estanque y dos añosos bidones metálicos, de aquellos que se usaron en la segunda guerra mundial, que eran nuestra reserva, nos las emplumamos con dirección al norte hacia Bariloche. Todo iba bien hasta que la aguja del combustible nos invito a recargar el estanque... Poco importaba, disponíamos de 60 litros de reserva. ¡Estábamos sobrados de cariño! pero no teníamos ni una miserable manguera para cargarlo...
Tras algunos ajustes "ingeniosos", logramos aprovechar 40 litros. El resto se negó rotundamente a ingresar al estanque, pero seguimos... Varias horas después, cuando ya creíamos que estábamos a las puertas de Bariloche, entramos triunfante a Comodoro Rivadavia.
¡Malditos mapas! están super mal hechos... ¿Donde equivocamos la ruta? ¡Sepa moya!...
Lo singular de estos viajes, que recuerdo con mucho cariño y sigo realizando,a pesar de sus vicisitudes, es que uno sabe cuando comienzan, pero nunca cuando y como terminan. Sin embargo, son definitivamente, no solo una una gran aventura, sino también, una gran experiencia de vida.
Como dice el cantor... solo hay que seguir y seguir la huella... y no desesperar.
Saludos y abrazos

Matvi. dijo...

Genial, Patagonialink. Muchas gracias.

Anónimo dijo...

AHH jajaj Algo me acuerdo de ese viaje y en particular de ese río. Por lo que recuerdo para mi era todo diversión por lo que no recuerdo haber pasado miedo. Yo creo que fue una gran aventura.
Yo tenía 5 años.

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