martes, 30 de enero de 2007
A comienzos del siglo pasado llegaron inmigrantes croatas a Magallanes. Muchos de ellos tenían el oficio de empedramiento de calles, lo que hacían con gran eficiencia. Aún quedan algunos sectores en que se puede apreciar ese extraordinario trabajo.
Éste es el único pedazo de Avenida Colón que aún se mantiene empedrado. Se puede ver que a los costados de la calle hay dos líneas paralelas de peñascos más gruesos, cosa que también se repite cada cierto trecho en forma transversal.
domingo, 28 de enero de 2007
Recién egresado, fui destinado como Médico General de Zona a Máfil , en donde trabajé y residí por dos años. Médico único del pueblo, en aquellos años no había ni siquiera un consultorio, sólo una posta rural.
Posta de Máfil, 1976.
De ello hablaré en otra oportunidad.
Quisiera aquí contarles sobre la señorita Beda Meneses, quien en ese tiempo era directora del liceo, cargo que ejerció de 1963 a 1985, año en que jubiló. La conocí recién llegado, gracias a la gentil invitación del agricultor Ernesto Prützmann a cenar a su casa, donde también estaba ella. Mujer menuda, usaba unos gruesos lentes ópticos, entonces de unos cincuenta años. Culta y quitada de bulla hasta que le daban un micrófono o una tarima para una alocución patriótica o un homenaje. Entonces improvisaba sus discursos con una elocuencia que ya se hubieran querido el León de Tarapacá o Jaime Barros Pérez Cotapos. En una oportunidad fui objeto de su palabra, al finalizar un cursillo de primeros auxilios que dicté para los profesores de la comuna. Los exagerados elogios, recuerdo, me hicieron sentir más que incómodo.
Comulgaba con las autoridades de la época (1976-1978). No importa. Era una buena mujer, como el pan amasado de su campo.
Me impactó profundamente la noticia de su muerte atroz.
Recibió el homenaje de su pueblo.
Aquí va el mío, con las flores de su plaza.
lunes, 22 de enero de 2007
Los Uros son los habitantes de las islas flotantes del Lago Titicaca y de las riberas del río Desaguadero, que comunica el Titicaca con el Lago Poopó.
Las islas de los Uros (3 810 m s.n.m.) se encuentran en la bahía de Puno y son aproximadamente 20, si bien que el número varía de acuerdo a las necesidades dictadas por el crecimiento de las familias, o por la decisión de algunas familias de separarse, y formar su propia isla, o bien unirse a otro grupo de familias, ocupantes de otra isla. El número de familias que ocupan una isla es bastante variable, en general oscila entre 3 y 10. Entre las principales islas, a comienzoz del siglo XXI se destacan: Tupiri, Santa María, Tribuna, Toranipata, Chumi, Paraíso, Kapi, Titino, Tinajero y Negrone.
De Puno a las islas se puede llegar en estos transportes colectivos.
Origen de los Uros
Los uros se denominan a sí mismos Kotsuña, "el pueblo lago". Grupo étnico diferente de los aymaras y de los quechuas, sus orígenes se remontan a épocas anteriores a los incas. Algunos estudiosos (Lumbreras, entre otros) sostienen que provienen de una migración directa desde la Polinesia, y que constituyen un grupo humano con un origen independiente al que fue ocupando América del Sur avanzando desde el norte del continente; otros por el contrario consideran que descienden de los primeros pobladores de las Américas.
Su lengua, uruquilla, chhiw lüsñchi chhun o uchun maa taqu ("nuestra lengua madre"), que hablan hoy muy pocas personas de edad avanzada, se relaciona con el idioma chipaya de la provincia de Carangas, departamento de Oruro. Entre 1931 y 1938 había como máximo 100 hablantes del uruquilla, pertenecientes a 30 familias en las riberas del río Desaguadero; a partir de 1950 se mencionan sólo unos pocos hablantes del uruquilla en la misma zona. La mayoría de los Uros adoptaron el idioma aymara y otros el quechua, perdiendo la lengua madre. Algunos sostienen que antiguamente los Uros sabían hablar también el idioma puquina además del propio y por eso hoy se les da el mismo nombre, "pukina", a pesar de tratarse de dos lenguas bien diferentes.
Según algunos estudiosos, el primer local donde se instalaron fue en las márgenes del Lago Uro-Uro, en lo que actualmente es territorio boliviano. Posteriormente, huyendo del asedio de los conquistadores incas, encabezados por Pachacútec se refugiaron el las islas flotantes.
Con el tiempo fueron perdiendo la pureza étnica, mezclándose con los quechuas y con los aymaras, habitantes de las márgenes del Lago Titicaca. Los habitantes actuales de las islas flotantes todavía practican algunas de sus tradiciones ancestrales, pero con significativa influencia aymara.
Se pasan gran parte del tiempo recolectando totora...
para construir sus viviendas. La totora les sirve también para asentar la flotabilidad de las islas, y debe ser renovada constantemente, ya que se pudre con el agua.
Mantienen la tradición de la pesca artesanal, especialmente del carachi y el pejerrey. Cuando la pesca es abundante conservan los peces secándolos al sol. También se dedican a la caza de aves silvestres.
Los hombres son hábiles constructores y conductores de balsas de totora y las mujeres son expertas tejedoras.
miércoles, 17 de enero de 2007
Cuatro imágenes de 2005.
El río Simpson desde su mirador, en Coyhaique.
En diciembre, si viajan de Coyhaique a Puerto Aisén, verán estas alfombras ¿azul-morado-violetas? (soy un poco daltónico) de lupinos, o "chochos".
martes, 16 de enero de 2007
Petrópolis o Ciudad de Pedro es la única ciudad imperial de Sudamérica. Su origen se remonta al siglo XIX, época monárquica de Brasil, cuando el emperador Pedro II, a la sazón autoridad suprema del Brasil-colonia, ordenó la construcción de su palacio de verano en esta comarca con clima serrano. El monarca se refugiaba aquí con su familia huyendo del bravío verano de Río que suele llegar a los 40 grados Cº. Pronto esta olvidada aldea se transformó en las siguientes décadas en una atractiva ciudad con aires de realeza que, sin embargo, ha conservado sus valiosos atractivos naturales. Se encuentra a sólo 59 kilómetros de Río de Janeiro y un auto demora aproximadamente 1.30 horas desde Río. En la actualidad tiene un área total de 776,6 kilómetros cuadrados y una
población que pasa de los 300 mil habitantes. El clima es tropical de altura y su altitud respecto del nivel del mar llega a 809 metros. La influencia de la arquitectura portuguesa y europea del siglo XIX y los sabores de su gastronomía se reflejan en sus construcciones y buenos restaurantes.
Algunas imágenes exteriores del Palacio Imperial.
domingo, 14 de enero de 2007
El pueblo de Pisac se encuentra 32 kilómetros de Cuzco. Como todo lo que se encuentra en el valle del Urubamba, o Valle Sagrado de los Incas, está lleno de construcciones prehispánicas. Pero lo que más lo caracteriza es su feria, que se efectúa los días domingo y jueves. Estas fotos son de 1971, y junto a ellas les invito a recorrerla.
Cada comunidad se distingue de otra por sus atuendos, especialmente por los sombreros.
También hay hermosa artesanía en tejidos.
Y ya que estamos viendo videos, disfruten esta maravilla de Patricio Schmidt.
viernes, 12 de enero de 2007
martes, 9 de enero de 2007
Deambulando en mi época de universitario, siempre acompañado de mi Praktica fabricada en Alemania Oriental, que tenía un muy buen lente. Era pesada e incómoda, difícil de enfocar, y no tenía fotómetro incorporado, de modo que tenía un "torpedo" con las aberturas según las condiciones de luz. Lo demás lo arreglaba en el cuarto oscuro.
El niño de la micro.
domingo, 7 de enero de 2007
Salgo de mi casa al amanecer (a eso de las 9.00 de la mañana) de un día de invierno, y veo mi calle escarchada.
jueves, 4 de enero de 2007
Estas fotografías son sólo para mostrar lo bonito que era yo.
En la primera estamos celebrando un cumpleaños en el Club de las Condes, Santiago 1958. Tenía (o cumplía) 12 años. De izquierda a derecha: mi hermano Camilo, el gringo Ott, yo, Eduardo Besoaín, Hernán Larraín y otro gringo cuyo nombre no recuerdo. En cuanto a mi amistad con el presidente de la UDI, bueno, en esos tiempos nuestros padres eran casi todos democratacristianos. Y pese a que hace muchos años no nos frecuentamos, creo que podríamos ser tan amigos como antes, pese a nuestras respectivas historias.