Santiago 1968 |
Era la Semana Universitaria, había que juntar plata para que gane la candidata a reina de la alianza. La nuestra era Medicina-Enfermería, como era la tradición. Se recorrían las tiendas, pidiendo objetos, saldos, baratijas, a modo de donación para ser vendidas en la Feria de las Pulgas. En plena Alameda, frente al Club de la Unión, se armaba una fiesta de alegría, buen humor, un mercado en que se vendían las cosas más incréibles e inútiles. Todo se vendía, no quedaba nada. Si tenías pastelillos y se acababan, vendías el cartón como "la bandeja de la Última Cena", valiosa reliquia. Los sostenes eran "sombreritos para mellizos". Y así. La gente reía y compraba todo, por cooperar. Uno que tomaba la presión, daba el ejemplo de no dejar de fumar. José Miguel y su linda acompañante mostraban las ollas promocionándolas como cascos de seguridad. Pepe demostraba el uso de los sostenes, ya en ese tiempo algo anticuados. Ernesto, especialista en reliquias religiosas, vendía una corona de espinas. El Gringo vendía el diario El Siglo vestido de cura. Marisol y Margarita. Todo era risas. Sin embadurnar de pintura y mierda a ningún alumno de primer año. Y había uno que tomaba y tomaba fotos.
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Una construcción patrimonial:
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Porvenir 1972 |
El año 1960 se fundó el
actual hospital, que ya cumplió medio siglo, en Porvenir. Su
primer director, y cuyo nombre lleva el hospital, fue el doctor Marco Chamorro
Iglesias. No fue éste, sin embargo, el primer proyecto de hospital para Porvenir:
ya a mediados de los años 40 había uno que llegó a estar en obra gruesa, pero
por encontrarse desproporcionadamente grande para las necesidades de la
población, quedó inconcluso. Se decía que era absurdo tener un hospital de 40
camas para una población de 1.700 habitantes, ya que se estimaba para todo el
año un número de 40 ingresos. El intendente de la provincia proponía entregar
la construcción al ejército para una futura guarnición militar, ya que lo
construido hasta el momento podría dar cabida a 120 soldados. Se habilitó
entonces un local provisorio con capacidad para 6 pacientes hospitalizados. Así
fue como pasaron quince años hasta la entrega del actual hospital que, si bien
es cierto ha cumplido una loable labor gracias al esfuerzo de su abnegado
personal y sus médicos, que históricamente han sido Médicos Generales de Zona,
ha llegado el momento de reemplazarlo por uno nuevo y más moderno,
que sirva las necesidades de Tierra del Fuego. En eso estamos.
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Fotos que tomaba mi padre:
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1950 |
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Una postal:
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Madrid Sin fecha conocida |
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Um fado para vocês:
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3 comentarios:
¿Conservará alguno esa auténtica alegría?
Me parece que hay uno que sigue y sigue tomando fotos.
Tal vez conservamos la alegría, pero el pudor ha ocultado la desfachatez de la juventud.
Tu segunda observación es efectiva.
Un abrazo, Beatriz.
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